viernes, 27 de diciembre de 2013

Repasando los propósitos para este año ¿Objetivo cumplido?

Si no has deseado hacer esto alguna vez largo de aquí...
Como os dije hace poco más de un año, 2013 iba a ser el primer año en toda mi vida en el que hacía eso de los Propósitos de Año Nuevo. Sí, niños y niñas, a mi edad y nunca me lo había planteado, ya veis qué cosas. El caso es que al 2013 está a punto de agotársele las pilas, y no me queda más remedio que hacer balance y ver cómo han ido los propósitos.

Oh, yeah.

Aquí tenéis el link al post original, por si queréis refrescar vuestra memoria antes de entrar en faena.

Mi primer propósito era Levantarme temprano. Nunca he sido especialmente madrugadora, mi idilio con la almohada, el nórdico y la bolsa de agua caliente siempre ha sido un secreto a voces, pero es cierto que el año pasado, por diversas razones, el tema se fue de las manos y me levantaba tardísimo todos los días sin excepción. A pesar que el horario de trabajo en Sofía ha sido cuestión de mofa y/o envidia entre amigos y otros voluntarios, tengo que decir que he cumplido este objetivo. Ha tenido mucho que ver el hecho de que en Bulgaria amanezca mucho más temprano y no tuviera cortinas, ejem, pero la realidad es que ahora estoy viviendo el reverso tenebroso. Ahora mismo es raro que me despierte más tarde de las siete o siete y media, y si me quedo en la cama es porque no tengo trabajo está muy oscuro y hace frío...

El segundo propósito que me hice fue Estudiar inglés y aquí vamos a decir que ha sido un NO bien grande. Es decir, he hablado muuucho en inglés, me he pasado seis meses en los Balcanes sin saber algo más que cuatro frases manidas en búlgaro, y, bueno, ya sabéis que tengo incontinencia verbal. Pero estudiar, lo que se dice estudiar, pues como que no. Y lo más cerca que he estado de una gramática ha sido cambiando los libros de sitio en la biblioteca así que este vamos a verlo de nuevo dentro de poco...

Llevar la agenda al día era el tercer propósito para este año, y de nuevo es un . Y es que no he tenido más remedio, la verdad, pero ya me he acostumbrado y qué queréis que os diga, siendo organizada se vive mucho mejor. Ah, si me lo hubieran dicho antes... No, esperad, ya me lo habían dicho, de modo que Si hubiera hecho caso antes...

El cuarto en la lista era Escribir más y aquí no estoy muy segura de cómo ha ido la cosa. Evidentemente, no es que me haya matado a escribir, ni mucho menos, y es que los seis meses búlgaros han tenido parte de culpa, aunque lo cierto es que podría haber escrito mucho más, y no lo he hecho. Por otra parte, es un hecho que he escrito bastante más que en 2012. Escribí cuarenta mil palabras más de Tres Tierras Tristes, un montón de ff absurdo y de muy variado pelaje, y también terminé el NaNo de este año (a pesar de las condiciones adversas). En resumen: mejor que 2012, pero espero que peor que el 2014.

El último propósito de la lista era Mantener el blog, y de nuevo no sé muy bien qué responder. Os hablaba de publicar un par de veces por semanas (o tres, en mis delirios más locos) y aunque no lo he logrado, ha sido por muy poco, según veo en el recuento total de posts. El tiempo, los compromisos o la simple pereza ha hecho que no escribiera tanto como quería, pero tampoco ha sido un abandono total, de modo que me muestro moderadamente contenta con el resultado ;)

Cinco eran mis grandes propósitos, además de un montón de pequeñas cosas que, si os digo la verdad, han pasado sin pena ni gloria. En general, estoy contenta, aunque por supuesto siempre se puede mejorar. En breve tendréis en vuestras pantallas los propósitos para el año nuevo, que le he pillado el gusto a esto ;)

martes, 17 de diciembre de 2013

Heroínas románticas de nuestro tiempo: Emma Thompson en 'Love Actually'

No tengo palabras

Este año me he perdido la reposición navideña de Love Actually. Estaba aún en Bulgaria cuando los programadores de televisión, sin tener en cuenta mis sentimientos, decidieron ponerla. No la tengo en dvd (y la verdad, no alcanzo a comprender la razón) y tampoco estoy segura de que en mi caótico estado mental sea muy recomendable verla, pero el caso es que se me ha quedado la espinita clavada.

Sin embargo, no estoy aquí para hablaros de ese clásico de nuestro tiempo. Hay que reconocer que la película va perdiendo fuelle conforme avanza y que muchas conclusiones son, bueno, vamos a dejarlo en facilonas. Y aún así, tiene algo que nos encanta, que nos hace verla una y otra vez a pesar de todo. 

Estoy aquí para hablaros de Emma Thompson. Concretamente, de Emma Thompson llorando mientras escucha a Joni Mitchell después de descubrir que su marido la engaña con otra. Me partió el corazón cuando vi la película en el cine y me lo sigue partiendo cada vez que la veo.

Al parecer, no soy la única. Hace unos días vi este tuit y comprobé que no, que no soy la única damnificada.

Creía que yo era la rara, pero no

Emma Thompson me mola desde siempre. Bueno, no desde siempre. Desde que vi Mucho ruido y pocas nueces y me enamoré del que entonces era su marido, Kenneth Branagh. Me sabía mal, ojo, y la tía molaba, de modo que, con mis tiernos once años pensé Bueno, qué más da, vamos a hacernos muy muy fan de ella también

Y en esa estábamos. Muy fan de Emma, y encima la ves sufriendo porque un guapísimo Alan Rickman (alguien tenía que decirlo) la engaña con otra, pues más fan todavía. Se me hace un nudo en la garganta cada vez que la recuerdo limpiándose las lágrimas y saliendo con una sonrisa, porque es una entereza que yo no tengo.

Emma Thompson llorando mientras escucha a Joni Mitchell se ha convertido en el paradigma romántico de nuestro tiempo. Una heroína trágica, clásica, y a la vez moderna. Emma pone cara (y lágrimas) a todos esos sentimientos de desesperación y fatalidad que nos invaden cuando algo así ocurre. 

Hay otras muchas heroínas románticas de nuestro tiempo, pero en estos días mi corazón está con Emma. 

viernes, 13 de diciembre de 2013

Calendario de Adviento...¡de té!

Dicen que es Navidad o algo así...

No me gustan las Navidades. Sí, lo sé, es como supermainstream que NO te gusten las Navidades. Si fuera una tía guay y molona estaría como loca poniendo figuritas navideñas hechas por artesanos pakistaníes con productos del comercio justo, escucharía a los crooners cantar villancicos tristes e inundaría instagram con fotos de recetas de pavo y galletas glaseadas.

Si eso es lo que vais buscando, me temo que os habéis equivocado de sitio. Ojo, que a mí me parece muy bien que si os gusta la celebréis con alegría e ilusión, pero dejad también que los que la odiamos podamos regodearnos en nuestra maldad. Y estas navidades, especialmente, se plantean horrorosísimas de la muerte, de modo que dejadme al menos la libertad de llorar y maldecir a gusto.

Más té, por favor

Sin embargo, dentro del panorama desolador que se cierne ante mis ojos (no olvidéis nunca mi gen Mary Sue, que hace que tenga una propensión al drama más alta de lo normal), he encontrado algo que hace más llevaderos estos aciagos días. Y, por supuesto, tiene que ver con el té.

Se trata, nada más y nada menos, que un calendario de adviento de té. Lo compré en Austria en Octubre y casi muero de amor esperando a poder estrenarlo. Veinticuatro infusiones diferentes, una para cada día, porque todo el mundo sabe que las penas con té dan mucha menos pena...

Esta cajita tan monísima es de la marca austriaca Sonnentor y sinceramente no recuerdo cuanto me costó. Creo que fue alrededor de unos cuatro o cinco euros, pero mi memoria de pez es así de traicionera. En general me están gustando mucho pero también os tengo que decir que la mayoría son infusiones herbales, y a mí me gusta más el té, pero me las tomo por la noche antes de ir a dormir y problema solucionado. 

El verdadero problema es que no sé qué voy a hacer desde el 25 de Diciembre hasta el 6 de Enero...  

jueves, 12 de diciembre de 2013

Vuelta a casa

Pues yo ahora estoy lost pero de verdad de la buena...

Hace exactamente diez días que volví a España tras finalizar mi EVS en la Sofia City Library, en Bulgaria. Después de seis meses compartiendo el día a día con gente de toda Europa me toca una vuelta a casa más que amarga. 

La vuelta a casa siempre es complicada. Demasiados recuerdos, demasiadas añoranzas. Conozco bien esa sensación de sentirse un poco perdida sin saber para donde tirar, a pesar de mi edad. Si, encima, le sumas que toda tu vida de los últimos cuatro años, todos los planes de futuro que tenías, se han desvanecido con una sola llamada telefónica pues le añadimos otro nivel de dificultad.

Y, a pesar de todo, no puedo estar más contenta de mi experiencia búlgara. Estos seis meses (bueno, el último mejor lo olvidamos) han sido unos de los mejores de mi vida y con eso es lo que me tengo que quedar. He conocido a gente maravillosa, he estado viviendo en la capital de un país tan desconocido como puede ser Bulgaria, he trabajado en una biblioteca, he dado clases de escritura creativa... Todo cuenta y todo suma para hacer de esta experiencia una de esas de las que siempre, por mucho tiempo que pase, me acordaré con cariño.

Os iré escribiendo poco a poco sobre las diferentes actividades, la convivencia y mi experiencia en el país, pero tenéis que dejarme tiempo para que termine de asentarme y de hacerme una idea de mi nueva vida. Si queréis preguntarme por algo concreto, me lo decís y ya vemos lo que hago ;) 

Mientras tanto, sigo aterrizando, medio secuestrada por mi familia y deshaciendo maletas...